cristalina
queriendome herir
como una cascada voluminosa
incesante.
Las gotas caían
indetenibles
sobre el suelo de agua
resonante.
Y el agua caía sobre mí
sobre mi pecho
sobre mis hombros
sobre mi rostro y mi pelo.
Fluía por mi cuerpo
como fluye un río
lavando sus rocas macizas
volviéndolas vírgenes de nuevo
solo que esta
no me lavaba a mí
mi alma seguía sucia
y enferma.
En el agua veía mi reflejo
era mi pasado
llamándome.
A lo lejos vi tu silueta
caminando entre la lluvia.
Olí tu olor a jazmín
dentro de aquella cortina de agua
en la que me sumergía.
No recuerdo si fue el agua
el frío
o tu lejana sombra
la que me dijo
que te había olvidado.