"Un hombre feliz no puede ser escritor porque no tiene tiempo".
Paul Theroux

domingo, 5 de septiembre de 2010

Todo Era Aquello

Aquello era como el viento
queriendo batir todos los recuerdos
queriendo arrastrar todos los olvidos

Aquello era como el agua
fluyendo sin cesar
abriendo los grifos
de mis ojos

Aquello era como la tierra
como mi pecho
clavando puñales.
Esperando perlas

Aquello era como el fuego
como una fogata
avivando los dolores
que ya eran cenizas,
carcomiendo mis víscera
una a una

Aquello ya no era más como un sueño
lejano, irreal,
ahora era más como el cielo.

Aquello, era como la primavera
era rojizo como la puesta del sol
era vivo como el océano.

Aquello ya no eran más mentiras.
Ya no ardían mis heridas.

Aquello,
Aquello eras tú
y bien lo sabías.

Homicida

Piedra

Esta noche
Mi música perseguirá
El pasado
Con la voz de las aves
Que se fueron contigo.

Espejos sobre Andrómeda,
Reflectores.
Esa paciencia desnuda
De contar las páginas, los secretos.

Esta noche blanca, de barcos propulsados por
Vapor de besos.
El reloj que tanto nos disgustaba
Se alza intransigente.

Mi silencio, como una
Piedra, se esconde tras la piel
De una paz incontenible…
¿Son tus manos las que llenan mi vacio,
O disfrazamos la soledad, tras tu cuerpo?

Esta noche
El universo me dará
Ganas infinitas
De dejarme ir con el agua
De llorar estrellas
De cantar mis males.

Solo tu boca me mantiene
Anclada a la muerte.
Y solo la muerte te hace vivir…

Suicida

Te veo

Te veo desde
Una azotea en llamas

No sé si tengo
Alas para salvar
El silencio que nos mantenía
Mirando el abismo de pocas promesas.

No te puedo dar una galaxia
De historias
Y ya es tarde
Para cambiar muchas otras…

Agosto no llegara.
Tendré que sonreír
Suspirando tu polvo
Y lanzando al agua
De mi mente
Las hojas del adiós.

Hojas de parras que llevaban
Nuestras fotografías.
Que mojan la carne.

Lavare mis manos,
Llenas de palabras
Que no pude decir

Agosto no llegara
Para que tu sombra inunde la noche.
En un calendario de tres besos
Me vestiré de Julio,
Gritando tú nombre a los dioses
Del efímero Tiempo.

Llenando de cenizas
Mi boca.
Tragando la luz
De nuestra arrogancia.

Suicida

Indigo

La cama se adhería
Entrando en las venas.

Esa madrugada mire el índigo
Y su inmaculada inocencia.
Desde estas sabanas, manchadas por
El pudor gentil,
La mañana limpiaba mis piernas
Con su gorgoteo.

Yo quería una conciencia Índigo.
Una calma suspendida.
Un barco de cristales.
Una carta de mi madre diciéndome adiós.

Un fantasma se sentaba a fumar
En el tejado. Las alimañas del limbo.
Las alimañas del suelo.
Enjambres con hambre de eternidad.

Yo quería un cuerpo Índigo
Que pareciera eterno como la aurora pálida
De mis montañas aragüeñas.
Con los perfiles de piedra
Seduciendo el cielo.

Suicida

domingo, 29 de agosto de 2010

De La Lluvia Y Del Olvido

El agua caía sobre mí
cristalina
queriendome herir
como una cascada voluminosa
incesante.

Las gotas caían
indetenibles
sobre el suelo de agua
resonante.

Y el agua caía sobre mí
sobre mi pecho
sobre mis hombros
sobre mi rostro y mi pelo.
Fluía por mi cuerpo
como fluye un río
lavando sus rocas macizas
volviéndolas vírgenes de nuevo
solo que esta
no me lavaba a mí
mi alma seguía sucia
y enferma.

En el agua veía mi reflejo
era mi pasado
llamándome.

A lo lejos vi tu silueta
caminando entre la lluvia.
Olí tu olor a jazmín
dentro de aquella cortina de agua
en la que me sumergía.

No recuerdo si fue el agua
el frío
o tu lejana sombra
la que me dijo
que te había olvidado.

Homicida

sábado, 21 de agosto de 2010

Y Los Años Pasaron Lentos

Y los años pasaron
lentos
como en el claustro
como la arena que cae pesada
dentro del reloj

Dejé de arrastrarme
a tus pies
para poder dormir

Dejé de rogar
y me olvide de las suplicas
para poder vivir
tranquilo,
sin gritar

Cuando ya las lunas
se iban acabando
volví a levantar la mirada
como antes.

Recuerdo como mis cielos
se tornaban grises
y la mecedora
estaba inmóvil

Ahora vuelvo a caminar
buscando nuevos cielos
y helechos.
Ahora camino sin rumbo
fingiendo una sonrisa

Clavo mis pies en la arena
a cada paso
y ahora son las olas
las que se arrastran
a mis pies

Sueño de nuevo
esta vez
no hay más
lágrimas

Homicida

Moscu

Ella solo sabía de paredes.
Se arropaba con el reflejo
De la lluvia sobre el cielo.

Solía tenderse sobre una acera
Repleta de epitafios…
Como un calendario sin credo,
Traficante de sueños.

La luna pálida y perfilada,
Una uña de marfil
Arañaba el cielo desteñido
Escupiendo el agua que lava tus penas.

Ese perro camina entre sus pies
Buscando sombras de los huesos.

Su cabellera azul crece, sube
Por las ventanas. Pestañas Grises,
Ojos violetas y un beso
Frio en Moscú.

Hubiese dado las últimas monedas
Para adornar el Sol
Y no tener que trepar en sus botas
De neón amarillo, ni dejar de acariciar
Las paredes. Laberinto. Paredes.

Tomó una nube con su boca
Y dejó que la luz
Matara demonios y chulos
Que vivían en su pecho.

Las paredes rindieron homenaje…
Solo sabían de putas.


Suicida

lunes, 16 de agosto de 2010

Y Me Di Cuenta Que El Cielo Estrellado No Giraba


Ya el cielo ni siquiera giraba. El firmamento estaba totalmente negro, de extremo a extremo como si lo tuviera. Las estrellas se habían quedado inmóviles hacía un rato. Al principio solo mirar las estrellas en ese techo que relucía su oscuridad perpetua y perenne era como ver al planeta entero en su pleno movimiento; ahora ya a estas alturas de la noche, todo era inmóvil y muerto. Todo. Menos mi corazón. Mi palpitar hacía que las estrellas palpitaran al mismo tiempo, con la misma melodía e intensidad, y que no perdieran ese color vivo, ese color brillante, plateado. No las dejaba morir del todo. Pero mis ojos no se mantenían mirando las estrellas, se quedaban inertes, mirándote, mirando tus ojos brillando más que el cielo, tus labios cósmicos, mirando tu mirada, mirando tu amor… y amándote. En cambio tú, te quedabas ahí bocarriba, sobre el césped húmedo. Mirando extasiada el cielo sin lunas, contando estrellas tal vez. Mo me mirabas a mí y eso no me hacía falta. Con solo mirarte me era suficiente. Me hablabas de la astronomía y las estrellas, de la osa mayor y menos, de la constelación de Orión y de su estrella Bellatrix, del planeta Plutón y Saturno, del Sol, de la Luna, en fin, de los que te gustabas. Y mis ojos en ti se perdían como las estrellas en la noche. Como los tuyos se perdían en la oscuridad de la noche. Todo era oscuridad total, menos tú que eras para mí como las estrellas que tu admirabas, así de brillante. Tú eras lo que me hacía vivir. Al final de la noche, todo quedaba como en cenizas, cuando ya las estrellas se disipaban, o se esfumaban o se perdían en el cielo, viajaban a otro cielo, o lo que fuere, tal vez tú sabías la razón pero yo no tenía para más que para verte. Ahí fue cuando mirándote me di cuenta que el cielo no giraba y que las estrellas no se movían, sino que se quedaban quietas en el negro del cielo, como tus ojos mirando el cielo, como mis labios deseándote. Me di cuenta que tal cual las estrellas estaban infinitamente alejadas de tus manos, tu corazón estaba alejado de igual modo de las mías, me di cuenta que no me amabas, y que mi amor por ti era como el tuyo por las estrellas.
Homicida

sábado, 31 de julio de 2010

Las Rosas Rojas


Ella venía caminando lento, cansada, agitando su mano sobre su pelo y su pelo contra el viento, castaño. Ella se acercaba, intentaba sonreír, intentaba dibujar una sonrisa en su rostro frío y pálido, intentaba alegrarme el día, pero no podía, le resultaba imposible. Ella se detuvo en el camino, lleno de flores de colores, lleno de rosas que arrancó. Ella corto solo rosas blancas, con sus manos las jaló y las sostuvo. Ella al llegar a mí, sonrió por fin, sus labios rojos se destiñeron, su sonrisa me deslumbró, sus manos se revolcaban de dolor, y al darme las rosas, lanzó su última lágrima, y las rosas, eran rojas ahora.

Homicida

viernes, 30 de julio de 2010

Caminaré

Caminaré,
con la cabeza en alto caminare,
escucharé
tus llantos
tus gritos
y tu voz distante.
Caminaré
siguiendo las huellas de tus pasos
pintados con la sangre
que te hicieron derramar.
Y caminaré al fin
por el mundo
triste de saberte muerto
pero orgulloso de decir
que te conocí.

Homicida

El poema aburrido

Se escapó a escondidas.
Escabullido por los estantes,
Paracaidista amateur.

El poema aburrido se aburrió
De la oscuridad lingüística.
De las palabras y el polvo.

Da brincos en el jardín
Moja sus líneas con
Lluvia veraniega. La tinta, su maquillaje
Se corre.

Se canso de imágenes a retrospectiva.
Prefiere las ventanas, los acantilados.
La música ingenua, los besos.

Deja ir el papel, los versos.
Se sumerge en ríos.
Duerme bajo las estrellas.

El poema aburrido alza vuelo.

Ya no es poema.

Suicida

Claves de Amor

Toca una melodía suave, por favor…
Tengo ganas de hablar contigo.
Escúchame detrás de tus acordes quedos…
Quiero ser la música que tratas de interpretar…

Toca una melodía apacible…
Calla tú, callo yo.
Y dejemos que las notas cautas resbalen
Cuando sea de noche y nada imposible

Dibújate en mi cara, quiero cantar tu sonrisa en claves de amor…
Cantar y cantarte al oído todo lo que no digo
Tus manos caprichosas, ligeras, musicales, llenas de besos
Podría cantar eternamente si tú tocas conmigo

Suicida

martes, 29 de junio de 2010

Desde Mi Balcón/Mi Ciudad

Anoche me paré en mi balcón
a admirar mi hermosa ciudad,
a admirar aquellos edificios enormes,
a admirar las calles
- a veces vacías y silenciosas
a veces repletas y resonantes -
sus semáforos,
sus faroles amarillos y relucientes,
a admirar las antenas gigantes
con luces parpadeantes,
a admirar el cableado masivo,
a admirar el sonido de los autos,
distantes y fuertes,
a escuchar el choque de autos,
el roce de ruedas,
el grito de buses y camiones.
Escuchaba el ajetreo,
la aglomeración,
el apuro,
la nostalgia,
el tumulto,
la multitud.
Sentía el tráfico,
y el desespero.

Luego me pregunté
mirando más allá
de los simples edificios.
Y dónde están nuestros árboles vivos?
nuestros ríos descontrolados
nuestras olas salvajes
nuestras estrellas cósmicas
nuestra brisa delicada
nuestra lluvia descabellada.
Dónde esta nuestro cielo despejado?
Dónde nuestra luna perdida?
Entonces, mirando mi ciudad,
le dije mientras me miraba:
eres solo concreto,
ella se entristeció
y su mirada se volvió
cemento.

Homicida

La Guerra, el Amor y la Paz


No tenía un rostro de portada ni glamur de pasarela, pero su serenidad y gesto compasivo lograba realzar la modesta belleza que le había sido concedida. Terminaba de colgar sus guantes de jardinería en el cobertizo del patio, cuando su perro Prófugo le empujaba el talón con su nariz negra. Le devolvió el saludo con una caricia en la coronilla y camino junto al fiel amigo hasta la cocina de la casa. Con los pies descalzos, el césped bien cuidado de su jardín era delicioso.

Anabel Marian Pfeiffer saco de la alacena su plato amarillo, la taza azul, el tenedor de plata y la copa de coñac que por alguna rara costumbre usaba para tomar leche fría. Prófugo se recostó a los pies de la mesa, jadeando. Realmente era un día caluroso. Anabel termino de desayunar tu trozo de pastel de cumpleaños. Subió tarareando por las escaleras hasta su dormitorio. Vio, en la mesa de noche, las fotos de sus amigas de la secundaria, las fotos de sus primos, y las fotos de sus padres y su hermanita menor. Mientras se vestía para ir a la biblioteca y devolver las novelas que ya había terminado ese mes, se sintió repentinamente sumamente sola en medio de aquella casa grande, de amplios espacios y cómodas habitaciones. Siempre había preferido la calma de los suburbios en lugar del ajetreo de la ciudad, y a pesar de lo mucho que quería a su joven amigo Prófugo, la suya no era una edad para vivir sola y apartada del vibrante mundo. Probablemente fue en la escalera, camino a su automóvil, que a Anabel Marian Pfeiffer se le antojo muy monótona su soltería. Luego de una noche como la anterior, la de su cumpleaños llevado en soledad, comprendió que su timidez era un obstáculo terrible. Uno que iba a consumirla hasta el día de su muerte, uno que podría borrar de su placida mirada cualquier rastro de alegría. Se dio cuenta de golpe que aun, en esa ciudad, no había tenido un amorío nunca. Cuando se miro en el espejo del vestíbulo, hallándose completamente adorable con su falda de vuelos azul y su camisa de seda blanca, con su cabellera rubia platinada recogida en un elegante morro francés y sus sandalias de cuero negro, tan fresca y con las largas pestañas que desde niña la caracterizaban, decidió que su racha tendría que cambiar ese mismo día. Subió de nuevo a su habitación y decididamente se coloco perfume parisino, se maquillo y luego bajo al garaje. Con un empuje nuevo, tomo el volante y se dirigió al centro. Si ese día no conseguía al hombre de su vida, daría la misma por inútil.

Estaciono cerca de la entrada, una vez allí contemplo maravillada la altura de la biblioteca. Se pregunto cuántos libros podría llegar a leer en su vida, y reflexionando un poco no menos precio la cantidad que ya tenía en su haber. Reconociendo de igual forma que nunca leería ni la mitad de los libros que le gustaría leer, entro al elegante lobby de recepción. Devolvió los libros a la señora que la atendió en el lobby, y luego de escabullirse unos minutos a la sección de Biografías, se dirigió al tercer piso de la biblioteca para encontrar de nuevo su estantería favorita. Era el pasillo de literatura Rusa. Se sentó en el sofá otomano del centro del pasillo, tomo una antología de ensayos de Dostoievski, comenzó a leer Dos Suicidios sin no antes retocar su maquillaje y comprobar que su peinado estuviese en perfecto lugar. Eran las 10 am cuando un empleado de limpieza pasó por su lado sin fijarse en ella ni dos segundos. Aun sin desanimarse, Anabel Marian Pfeiffer continúo leyendo a los clásicos rusos mientras esperaba que su próximo amor de verano se adentrara entre los estantes soviéticos. Se imagino de todas las cosas de las que podrían hablar. Quizás el fuese ruso, o de padres rusos. Ella sabia un poco del idioma gracias a su abuela. Termino de leer el breve libro de ensayos y continúo sentada en la poltrona. Estiro la mano y encontró en ella a Anna Karenina, decidió releerse el capítulo final. Tolstoi se burla de la aristocracia y eso llena de júbilo a Anabel. A las cinco de la tarde, con algo de hambre y un poco confundía, se da cuenta que nadie llego a visitar la sección rusa, mucho menos ningún gentil caballero de letras que pudiese acompañarla en los maravillosos relatos de San Petersburgo o Moscú. Una asistente de biblioteca la acompaño desde su sofá hasta su automóvil, la pobre Anabel se sentía tan desilusionada como aburrida de una vida resumida en el silencio de su casa y la angustia del sonido de las paginas amarillentas de novelas que nadie a su alrededor leía y que ahora definitivamente ningún hombre compartiría con ella jamás. Al llegar, volvió a la cocina y sacando de la nevera el ultimo trozo de pastel de cumpleaños lo devoro sobre su bandeja, sentada viendo la luna naciente por sobre los tejados vecinos. Dejando reposar su tenedor de plata, el único de esa casa, sobre la bandeja, se contemplo en el brillo irregular de la misma, con rastros de merengue y migajas de ponqué. Sus ojos y largas pestañas podrían ser inmortales, pero su rostro cansado delataba algo más. Prófugo, su fiel sabueso de cinco años le recordó su última fiesta de cumpleaños en compañía de su hermana menor. Ella había muerto ese mismo año a causa de un cáncer de esófago, era de esperarse para su edad y estado de salud. Prófugo era un regalo de su hermana, quien la había ido a visitar una vez que se había mudado a los suburbios para leer y cuidar en paz de un cómodo jardín. Se levanto a limpiar la loza, recordó que nunca volvería a ser la misma muchacha y que el amor era una esperanza sin sentido.

Soplo de forma imaginaria las 76 velas que nunca cubrieron ese pastel de merengue blanco, hecho para comer sin compañía. Subiendo a su habitación, con la pesada piel colgándole desde los huesos, vio otra fotografía que había ignorado esa mañana. Un apuesto soldado de infantería Nazi sonreía junto a una rubia alemana con vestido esmeralda. Claro, en la fotografía lucia ocre, pero alguna vez había sido muy hermoso. Ese vestido lo había canjeado por libros, ya culminada la guerra, debido a que los últimos escaseaban y ella necesitaba dar clases para comer. Recordó casi con ternura que su único amante había muerto en algún lugar de Rusia, llevándose consigo su libro original de La Guerra y la Paz.

Suicida

sábado, 19 de junio de 2010

Y La Gente, Ya No Supo De Más

De pronto,
el cielo se abrio
para dar paso a
nubes rojas graciles
de entre el cielo gris.
Del cielo cayeron gruyas negra
avisando el final
como profecia.
El gorgoteo de la sal
calcinaba todos los techos y azoteas,
quemaba las pieles desnudas del mundo.

La gente caminaba sin caminar,
sin ver donde pisaba o a quien pisaba.
Dejaron también de ver con los ojos.
La gente, dejo de hacer sus quehaceres diarios.
Ya no hablaban de nada,
ni del futbol,
ni de la musica,
ni del clima.
Ni del trafico de la avenida 9,
ni de la vecina de los perros del ultimo piso,
ni del calor que hacia sudar al sudor,
ni del mal vestido,
ni del pobre.
Ni de la soledad,
ni de la muerte,
ni de la destruccion
o el caos.
Simplemente no hablaban.
Sus labios solo se movian.

Solo esperaban,
sentado o parados,
dormidos,
acostados,
en su lecho.
Esperaban la soledad,
la aproximacion de la muerte,
la destruccion del mundo
que se resquebrajaba lentamente.

Tu solo te sentaste atras
a ver como se destruia el mundo,
como solia la gente viendo television.

Todos los nombres fueron pisoteados
y tirados al abismo uno por uno.

Y al final,
cuando ya nada quedaba,
ellos se dieron cuenta que
nada había pasado,
que era su mente la que se había venido
destruyendo lentamente con el pasar del tiempo,
y que el mundo,
tal caos como se ve
había sido siempre del mismo modo.

Homicida

viernes, 18 de junio de 2010

A José Saramago


"Llevamos siglos preguntándonos los unos a los otros para qué sirve la literatura y el hecho de que no exista respuesta no desanimará a los futuros preguntadores. No hay respuesta posible. O las hay infinitas: la literatura sirve para entrar en una librería y sentarse en casa, por ejemplo. O para ayudar a pensar. O para nada. ¿Por qué ese sentido utilitario de las cosasâ Si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada. Un tenedor tiene una función. La literatura no tiene una función. Aunque pueda consolar a una persona. Aunque te pueda hacer reír. Para empeorar la literatura basta con que se deje de respetar el idioma. Por ahí se empieza y por ahí se acaba"


José Saramago, un portugues escritor, periodista, dramaturgo, editor, y hasta mecánico y cerrajero, y a ratos, poeta. Premio nobel de literatura, 1998.
Escribió novelas siniguales, totalmente original y dignas de ser recomendadas. En cierto momento leí Ensayo sobre la ceguera y desde entonces se volvió mi novela favorita.
Pero su estilo y su forma de escribir, era lo que lo hacía especial, era unico, y pues, lo seguira siendo por el resto de la historia al menos hasta que la literatura siga existiendo, ya que sera dificil de olvidar a un escritor de facciones estilisticas tan colosales.
Escribió otras novelas como La balsa de Piedra, Todos los nombres, El Viaje del elefante, y por supuesto, Ensayo sobre la ceguera, etc.
Tambien escribió algunas crónicas, obras de teatro, guías turisticas sobre portugal, algunos relatos, y poemarios, que algún día de mi vida espero poder encontrarlos, leerlos, releerlos y disfrutarlos.
Excelente hombre que como vino diciendo había nacido para cambiar el mundo, o al menos, lo que estuvo a su alcance. Su novela Ensayo sobre la lucidez que es una crítica a todo sistema político.
Y bueno, a fin de cuentos, no por nada fue quien fue.

Ahora, sin más preambulo, me entristece decir que hoy, 18 de junio de 2010, muere Jose Saramago, un escritor inolvidable.
Que sus restos no sean perturbados por los vivos como en vida fue.

Homicida


viernes, 21 de mayo de 2010

Horas, Y Luego, Desaparesco.

Una hora más y me volvere cenizas
Dos horas más y desaparecere
Tres hora más y ya nada quedara de mí.
Pero,
¿Qué será de mí en unas cuatro?
Supongo que solo soledad.

Homicida

martes, 18 de mayo de 2010

Que más que olvidos

Ya te hemos olvidado,
nos hemos vuelto invisibles poco a poco,
a ratos no sabemos ni donde estamos
pero aun así sabemos
- y muy bien -
quienes somos.

A veces solemos recordarte
recordamos las palabras dichas
los susurros
y quien más sabe qué.

Quisiéramos tener excusas
excusas de trabajos como siempre
excusas vacías
que nunca sirven realmente.
Simplemente intentamos tranquilizarnos
tranquilizar nuestra conciencia
tratar de dormir sin despertar
pero sabemos muy bien lo que hicimos
sabemos que te olvidamos.

Pero ya llegara el tiempo extenso
en el que volveremos como palomas
y poblaremos todo de raíces
de arboles,
plantaremos ríos.

Ya luego de tanto tiempo
ya se ha vuelto ajeno
ya no nos pertenece más
tal vez, aunque no tenga vida
se ha vuelto dueño de si mismo.
Ahora tal vez me pertenezca más a mí que a ti
o te pertenezca más a ti que a mí.

Aunque ahora se muy bien
que no le pertenece a nadie
y que estos susurros que nadie escucha
no existen realmente.


¿Qué más? Ya te olvidamos.

de Homicida
Para:
Suicida
o quien sabe que
otros nombres tendrás.
Porque se muy bien que sigues ahí,
y sino lo estas, al menos lo intentas.

domingo, 9 de mayo de 2010

El Señor Presidente - Miguel Angel Asturias

Fragmetos - Metaforas

  • "...La luna entraba y salía de los nichos flotantes de las nubes. La calle rodaba como un río de huesos blancos bajo puentes de sombra. Por momentos se borraba todo, pátina de reliquia antigua. Por momentos reaparecía realzado en algodón de oro..."
  • "...Amanecía. Araucarias inaccesibles, telarañas verdes para cazar estrellas fugaces. Nubes de primera comunión. Pitos de locomotoras extranjeras..."
  • "...En el mar entraban los ríos como bigotes de gato en taza de leche. La sombra licuada de los árboles, el peso de los lagartos cachondos, la calentura de los vidrios palúdicos, el llanto molido, todo iba a dar al mar..."
  • "...El tren arrancó poco a poco. Un terroncito de alba se mojaba en el azul del mar. De entre las sombras fueron surgiendo las casas de paja del poblado, las montañas lejanas, las embarcaciones míseras del comercio costero y el edificio de la Comandancia, cajita de fósforos con grillos vestidos de tropa..."
Homicida

jueves, 29 de abril de 2010

Solo, Sola

Sola
Ella sola.
Ella lo conoció
Ella recibió rosas
bombones en cajas decoradas.
Ella conoció el amor
sintio mariposas en el estómago.
Ella se enamoró
entregó su cuerpo aquella noche
ambos se amaron en esa cama
sus cuerpos se encontraron desnudos
en aquella oscuridad bajo sabanas.
Ella se sintió sola
se dio cuenta que el jugaba
que se reía de ella
que volteaba la mirada
a ver otra brisa pasar.
El sintió mariposas en el estómago
no por Ella,
por otro Lirio,
sí.
Ella lloró por él.
Ella se cansó de esperar
de rogar
dejo lagrimas secas atras
dejo depositadas las esperanzas en ataudes
las sepultó bajo agua y tierra.
Luego él se enamoró
volvió enceguecido por el amor que nunca vio
por el hermoso clavel que tuvo a sus pies.
Él lloró
se encontró cara a cara contra su espejo
se dio cuenta de lo que hizo
lo perdió.
Él solo estuvo siempre
la soledad lo abandonó también.
Ahora espera a ser recogido
Solo.

Homicida

domingo, 11 de abril de 2010

Un Desierto Sin Sol

Necesito una espada.
Necesito tus ojos,
y tus cálidas manos
para posarlas sobre las mías.
Necesito nubes blancas
que cerquen mis ventanas,
como lunas y soles
para saber que pasa el día.
Necesito rosas y lirios,
y flores lila de cristal
que al estrellarse al piso no se vuelvan
pedazos insignificantes.
Necesito llamas de fuegos
que vuelvan cenizas mis recuerdos,
que hagan olvido mis memorias,
mis sueños,
mis amores,
mis noches en el desierto,
y tu voz suave de invierno frío,
y tus ojos que llovían lágrimas.

Hazme una espada
que la necesito,
una espada para perseguir al Sol,
para correr detrás de él en el día,
para claversela en el puñal,
apagar así sus flameantes llamas.
Que no griten más.
Que no aludan al fuego. Que prendan la nieve.
Asi apagaré al sol, el día
ya no existira.
La noche será eterna,
mis ojos en penumbras quedaran.
Así no tendré que ver más
mis manos vacías.

Homicida

viernes, 12 de marzo de 2010

No Dañes Jamás...

Ella caminara ciega entre arboles
Sin hojas. Señalando con el dedo
Carbónico y pálido
Senderos de flores imposibles.

Ella bordeara puentes
En nombre de la ignorancia.
Lanzara guillaros a la muerte
A ver si esta de verdad mata.

Ella tratara de ahogar pájaros en
Jarrones de mercurio.
Meterá las manos acalambradas
En espinos y zanjas
Buscando los trozos
De su perdido pulso.

Su canto ronco por la sed
Romperá todas tus noches.
Las bóvedas del limbo
No te darán refugio.
Las arcas del inframundo
Se te cerraran.

Sus vestidos de
Vapor rodearan tu lecho.
Oxidando tus sueños
Puliendo tus pecados
Para dejarte desnudo ante los demonios
Que aman el amor.

…mi corazón.
Suicida

martes, 23 de febrero de 2010

La Lluvia No Llega

La lluvia no llega
como antes,
ya no es como antes
que llovía día y noche
sin piedad mojaba las calles,
los arboles y las piedras.

Antes aquellos días
cuando llovía con furor,
nuestro amor se fundía,
bajos las gotas,
Y nuestros labios se ahogaban
sobre esa agua helada.

Y la lluvia aun seguía
pero eso no nos detenía
a unir nuestros cuerpos
en la cama,
y los truenos
danzaban a nuestro ritmo.

Pero ahora no llueve
ya no llega ni un rocío
a tocar mi puerta.
La lluvia partió contigo
te arrebató de mis brazos
cuando escampó en Julio,
y te tomó de la mano
y con la lluvia te fuiste.

Ahora todo está seco,
tus rosas se marchitaron
Y tus cerezos rojos ya no están.

La lluvia se fue
contigo sin decir un susurro
y no volviste más
ni ella tampoco.
Y me dejaste con la luna encendida.

Homicida

domingo, 14 de febrero de 2010

A Ver Si Llegas

A veces despierto solo,
desolado,
sin ti a mi lado.

A veces me paro frente a la ventana,
a ver el sol
la playa
los carros pasar...

Y siempre estoy frente a la ventana
mirando a la entrada,
a ver si la puerta chilla
o el timbre suena.

A ver si llegas.

Me miro al espejo,
y veo que emvejezco,
pero tu nunca has envejecido,
nunca para mí.

A veces veo pasar aves,
veo pasar barcos,
veo pasar a los amores por la calle,
a veces veo
y te pienso.

Y solo quiero dormir,
y soñar contigo
para no despertar jamas,
nunca jamas,
solo contigo.

El viento sopla mi cara,
tu aliento se desvanece,
tu perfume se esfuma.
Quiero respirar en tu cuello.
Quiero sentir tu piel.
Quiero besar tus labios.

Deseo que llegues,
mirare por mi ventana
a ver si ahí estas ya.

A veces...
La ventana sigue abierta.

Homicida

Normal

No tengo demasiado que dar

Soy esa clase de chica que quiere ser ventana

Hace mucho que no amo, ni lloro por amor

Esa clase de chica que sabe de sentimientos que aun no vive

Que tiene una bicicleta para dos…

Que corta flores y luego les da un digno funeral

Una niña que…solo trata ser normal

¿Debería ser normal?

Cuando pueda caminar, te llevare conmigo

Y te hablare de los atardeceres, y de las cajas de música

Ese día, el día que sea otra persona distinta

Sabrás que me perdiste… ese día me amaras…


Suicida

viernes, 29 de enero de 2010

A un Olivo

Ella le canta
al olivo de la mañana,
por la mañana,
por la noche.

Ella le canta
le mira
le admira
le mima
le riega.

Ella le cantaba
al olivo de la mañana,
en el día,
en la noche,
cuando el sol caía,
cuando la luna nacía.

Ella le cantó
al olivo dorado,
al olivo de la mañana,
le regaba,
le hablaba,
le cantaba solo a él.

Ella le cantó
a un bello olivo,
a un olivo seco,
a un olivo negro,
a un olivo que ya no está.

Ella solía cantar,
opera,
de día,
de noche,
a ella,
a otros,
a un bello olivo.

Ella solía vivir.
Ella solía amar a un olivo.
Ella ya no está.
Homicida

jueves, 28 de enero de 2010

Untitle

Sometimes my garden is

So far away. My arms cannot

Hug the trees. My lips cannot cry

If the garden isn´t next to me.

Don’t pretend this is my only way

for forgot the life.

Sometimes I use to be death.

Sometimes, you use to be nice.

Not even the sky, with the breath,

Can stop my paranoid.

Sometimes you touch my back…

Your ghost does. My back just believed.

A blind soul visit our past.

My garden is broken.

Your voice is near.

Don´t pretend this is my escape

of a world where you are important.

Sometimes I´m glad for be ignored.

The rain is keeping a secret…

Where is the garden?

Where are the flowers?

Where are the blue birds?

Sometimes I want to fly

And kiss the sun.

Kiss your heart.

Sometime, somehow.


Suicida

jueves, 21 de enero de 2010

Cartas Al Marinero

Caminando por la cubierta
encontré tus cartas,
las que un día
me enviaste a mí.

Aquellas cartas
que me hablaban
sobre nuestros días
y sobre las noches
en que nada pasó.

Aquellas cartas
hablaban sobre tu hija,
sobre mi hijo,
que un día fueron hermanos.

Aquellas cartas
que me hablaban
sobre el mar, la sal,
tu nuevo amante.

Pero a final de cuentas
se que sigo en tu corazón,
como lo estuve en aquellos tiempos lejanos,
y como tú lo estas en el mío.

Y aquí estoy junto a tu hijo
escribiendo esta carta,
jurando que un día
a tu lado estaré,
solo esperame y yo
te esperare en mi cubierta.

Solo veo el momento
de volver a tu lado,
de compartir tu calor,
pero estos mares no son fáciles
y son turbios, y cambian,
fáciles fueran si aquí estuvieras;
pero el otoño ya llega,
igual que mi llegada.

Caminando por la cubierta,
girando la proa,
izando las velas,
encontré tus cartas,
aun con tu aroma,
que decían palabras
que me hacían llorar,
que me hacían reír,
que me traían recuerdos...

...Y un adiós.

Homicida

Lo Platonico no siempre es Romantico

La chica que miraba el sol descubrió
Las nubes. Lanzó grullas
Al silencio, el silencio le lanzó
Flores.

La chica que miraba al sol se encontró
En harapos, con las uñas comidas.
Hambre visual que le torturaba los sueños.

La chica que miraba al sol se olvidó
De vernos. Se ahorró pestañas,
Las pocas que quedaban. No me guiñó
Los ojos grises. No lloró. No durmió.

La chica que miraba al sol escondida
miraba un objeto prohibido.
El sol que miraba a la chica escondido,
Miraba otra bacteria.

Como las masas flamantes de helio
No pueden amar, la chica que miraba al sol
Ahora camina de mi mano. Y se ha olvidado
De verme.

El sol la dejaría ciega
Para ahorrarle disgustos.

Suicida

domingo, 10 de enero de 2010

Sueños Inalcanzable

He sentido que te sigo,
por caminos desvalidos
por ríos desolados
y por cielos grises y vacios.

He sentido que camino
sobre tus huellas en la sal
y eres un sueño inalcanzable
como una lechuza.

Y a veces me sueño volando
mirando tu frondoso cuerpo
alejado por las olas
que te guian al mar adentro.

Y eres como una gitana
que vende lagrimas de sal,
que agita su cuerpo
a la brisa helada
de la noche.

Mis sueños, que se centran
solamente en ti
no son comparados con lo que realmente
deseo.

Vamos! Y soñemos,
Soñemos juntos
ya que no pasare
más noches solas como esta,
deja que la aurora te guie,
se que estas perdida.

Vuelve,
Vuelve a mí,
Se que te extraño,
Sabes que me perteneces.

Homicida

Pitonisa

Mientras que las estrellas
Se enlazan en los espejos
De la lluvia
Ella conversa conmigo
A través de un espejo.

Sabe tanto de mí…

Me deja soñar
Y creer que soy fuerte.

Pitonisa de mi ego
Para calmar los demonios
De mi alma inocente

Ella se peina peinándome
Con cepillos de plata
Y labios que me sonríen.

Para colmo de males
Tiene mi nombre
Tiene mi sangre
Y se sabe todos los hechizos
De mi corazón…

Suicida

martes, 5 de enero de 2010

Sin descanso

desde aquella noche
en la que revelaste todo.
No es amor, lo se
o al menos eso espero.

He visto la caida del sol
El ocaso
y mil garzas volando
sobre el mar salado
que se admira, mi ventana
tan transparente, mi corazón
late con fuerza.

En el alba las nubes
se difuminan a lo lejos,
mi mente esta nublada
por la neblina que dejaste
esa noche, aun escucho
tus palabras nitidas.

Es de noche,
tarde es, lo sé,
pero no tanto como para pensar
infinitamente y sin parar
en ti.

No hay mares que detengan
lo que ahora siento y crece,
justo aqui, en mi pecho;
ni montañas, ni cielos,
ni desiertos, ni lluvias,
que detengan el latir
de mi alma roja.

Pero aun así
no te siento a mi lado,
y el viento y las grises nubes
se acercan desde el norte
a darme lluvia
y no descanso.

Homicida