"Un hombre feliz no puede ser escritor porque no tiene tiempo".
Paul Theroux

domingo, 5 de septiembre de 2010

Todo Era Aquello

Aquello era como el viento
queriendo batir todos los recuerdos
queriendo arrastrar todos los olvidos

Aquello era como el agua
fluyendo sin cesar
abriendo los grifos
de mis ojos

Aquello era como la tierra
como mi pecho
clavando puñales.
Esperando perlas

Aquello era como el fuego
como una fogata
avivando los dolores
que ya eran cenizas,
carcomiendo mis víscera
una a una

Aquello ya no era más como un sueño
lejano, irreal,
ahora era más como el cielo.

Aquello, era como la primavera
era rojizo como la puesta del sol
era vivo como el océano.

Aquello ya no eran más mentiras.
Ya no ardían mis heridas.

Aquello,
Aquello eras tú
y bien lo sabías.

Homicida

Piedra

Esta noche
Mi música perseguirá
El pasado
Con la voz de las aves
Que se fueron contigo.

Espejos sobre Andrómeda,
Reflectores.
Esa paciencia desnuda
De contar las páginas, los secretos.

Esta noche blanca, de barcos propulsados por
Vapor de besos.
El reloj que tanto nos disgustaba
Se alza intransigente.

Mi silencio, como una
Piedra, se esconde tras la piel
De una paz incontenible…
¿Son tus manos las que llenan mi vacio,
O disfrazamos la soledad, tras tu cuerpo?

Esta noche
El universo me dará
Ganas infinitas
De dejarme ir con el agua
De llorar estrellas
De cantar mis males.

Solo tu boca me mantiene
Anclada a la muerte.
Y solo la muerte te hace vivir…

Suicida

Te veo

Te veo desde
Una azotea en llamas

No sé si tengo
Alas para salvar
El silencio que nos mantenía
Mirando el abismo de pocas promesas.

No te puedo dar una galaxia
De historias
Y ya es tarde
Para cambiar muchas otras…

Agosto no llegara.
Tendré que sonreír
Suspirando tu polvo
Y lanzando al agua
De mi mente
Las hojas del adiós.

Hojas de parras que llevaban
Nuestras fotografías.
Que mojan la carne.

Lavare mis manos,
Llenas de palabras
Que no pude decir

Agosto no llegara
Para que tu sombra inunde la noche.
En un calendario de tres besos
Me vestiré de Julio,
Gritando tú nombre a los dioses
Del efímero Tiempo.

Llenando de cenizas
Mi boca.
Tragando la luz
De nuestra arrogancia.

Suicida

Indigo

La cama se adhería
Entrando en las venas.

Esa madrugada mire el índigo
Y su inmaculada inocencia.
Desde estas sabanas, manchadas por
El pudor gentil,
La mañana limpiaba mis piernas
Con su gorgoteo.

Yo quería una conciencia Índigo.
Una calma suspendida.
Un barco de cristales.
Una carta de mi madre diciéndome adiós.

Un fantasma se sentaba a fumar
En el tejado. Las alimañas del limbo.
Las alimañas del suelo.
Enjambres con hambre de eternidad.

Yo quería un cuerpo Índigo
Que pareciera eterno como la aurora pálida
De mis montañas aragüeñas.
Con los perfiles de piedra
Seduciendo el cielo.

Suicida